En mi opinión es imprescindible compensar de algún modo la afluencia de visitantes que, masivamente, visita nuestros espacios naturales, no sólo por la posible creación de puestos de trabajo, sino además constituye una fuente de ingresos extra que permita una mejor financiación autonómica y un mejor funcionamiento de los servicios sociales, impuesto que debe de ser de mínima repercusión en la economía del turista, un impuesto que se aplica ya en otras comunidades autónomas y que funciona bastante bien.